Personas...

Empezaremos por donde hay que empezar, dejando claro que todas, absolutamente todas las personas que pasan por nuestro lado, dejan una huella; desde aquella señora cuyo olor te podía tumbar, hasta el pobre hombre en silla de ruedas…
Pero está claro que las huellas de unas nos marcan mucho más que las de otras, hasta tal punto que esa huella puede llegar a confundirse con una parte más de nosotros mismos.
A esas últimas, a las que en más o menos grado, nos marcan para siempre, les quiero dedicar unas líneas.
Este gran grupo se puede dividir en muchas partes menores, y es, de alguna manera, lo que voy a hacer.
Primero me quiero referir a aquéllos que son conocidos, ya sea por accidente o a conciencia, y que con poco que hagan, solo por su sonrisa, o su manera de hablar, son recordadas siempre, aunque éstos son los que se marchan rápido y se suele perder el contacto.
También están los que, además de llegar por casualidad, se quedan, y aunque pueden acabar partiendo, su huella nunca se borrará, quedando su recuerdo siempre presente en la memoria, aunque ni siquiera se conozcan en persona jamás. En este reducidísimo grupo, me gustaría además decir que soy afortunado por conocer a esas dos personas (que espero se sientan identificadas), que siempre están dispuestas tanto a hablar sobre sus problemas, como a escuchar los ajenos, con una disposición que sería extraña hasta en alguien que conocieras desde siempre.
Por otro lado, aquellos que se hacen llamar amigos, pero se mueven por el interés. Éstos, cuya huella dura algo más de tiempo y no merecen más de tres líneas, ya que acaban marchando siempre.
Y para ir acabando, los dos grupos más habituales.
En primer lugar, los amigos, aquellos que están siempre ahí, pero cuya presencia, aunque constante, es meramente situacional, y los diálogos se reducen a “Hola, ¿qué tal?” y poco más.
En el otro lado, y para concluir con la pequeña lista, los “verdaderos amigos”, cuya definición a veces se confunde, y se utiliza para nombrar a los anteriores, aunque ya dicen, rectificar es de sabios, y en este caso también se puede rectificar. Estos amigos son aquellos con los que compartes aficiones, o con los que simplemente, compartes tu vida en su totalidad; con ellos eres tú. Se diferencian de todos los demás porque son los únicos que te ofrecen la mano cuando te caes, en lugar de alejarse y esperar a que te levantes solo; y además de que su huella es permanente, ellos también lo son. Constituyen, probablemente, lo más valioso que alguien puede tener, y creo que, en contra de lo que se dice, puede que se cuenten con los dedos de una mano, o puede que se necesiten también los pies :)



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