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Mostrando entradas de 2011

El mundo...

Y tú pensando que ya nada podía sorprenderte, con esa mala costumbre de no esperar nada de los demás, de seguir pensando que todo está visto, que el pequeño grupo de genios ya está definido y que los demás no pueden sobresalir, que todos han de ser iguales; te empeñas en establecer un mundo monótono y apagado, sin esperanzas de que nadie haga algo que te haga abrir los ojos y sonreír. Hasta que hay alguien que lo hace. Sale del rincón menos sospechado, asoma la cabeza desde la enorme olla de guisar y recita un poema distinto cada día: Nada... Y mil historias que contar... Recuerdos que baña el olvido, porque no se quieren recordar. ¿Quien no tiene un recuerdo, que por olvidado elegido, tiene tanto miedo al olvido, como a volverlo a recordar? Tu eres lo que nunca tuve, lo que jamás olvidaré... Nunca fuiste nada, y sin ser nada... Siempre serás más. Y te crees que lo has visto todo, que por encontrar una cualidad de una sola persona ya lo conoces todo, y entonc

This Song Saved My Life...

A veces creo que llegaste demasiado pronto, que no deberías haber aparecido hasta unos años después, tal vez 2 o 3 hubiera sido suficiente. Y entonces me pregunto qué habría pasado en ese caso. Me resulta realmente difícil pensar en ello, soy incapaz de imaginarme sintiendo algo distinto por ti. Y, ¿qué habría pasado si hubiera aparecido otra antes que tú? Otro olor, otros ojos, otra sonrisa, otros gestos,... Y me pregunto si nada sería igual, si el olor a vainilla me seguiría provocando un nudo en el estómago o si, por el contrario, me produciría indiferencia; si seguiría adorando las melensas lisas y los ojos marrones... Porque lo que realmente me pregunto es eso, si todos mis gustos, todo lo que hace que se erice cada poro de mi cuerpo depende de ti o si eres tú, fruto de la casualidad, que te adaptas a la perfección a ello. El tiempo sigue pasando y yo sigo aquí sentado, preguntándome por todo lo que podría ser contigo y por todo lo que habría sido sin ti, mientras veo a la gent

"1940"

Es una mañana soleada de principios de mayo. Entro en la cafetería de la esquina, aquella tan antigua. Los olores y sonidos embriagan todo mi ser: el murmullo de la gente, el olor a café y tostadas, el sonido de las sillas al ser arrastradas. Me acerco a la mesa del final, la de la esquina, y me acomodo en una de las sillas orientadas hacia la puerta. Siempre elijo el mismo lugar. —Buenos días, señora, ¿le pongo lo de siempre? —me pregunta la camarera. —Sí, por favor. Un café con leche, con mucha nata, como siempre. Sí, ya sé que suena extraño, pero me encanta. La camarera llega rápida- mente con mi bebida. —¡Que aproveche! —exclama. —Muchas gracias, Carolina. Aspiro el dulce aroma procedente de mi taza, la sujeto con ambas manos y cierro los ojos para darle el primer sorbo. En la primera mesa del local, una muchacha se muerde las uñas. Parece nerviosa. —Buenos días, ¿has decidido ya lo que quieres tomar? —le pre-

Y mucho menos a ti...

Hoy tengo por fin un poco de tranquilidad, y justo ahora decides hacerme una visita, regalarme ese privilegio que es pensar en ti aunque sea por un momento. Y yo odio tu capacidad para hacerme sentir tan bien, tan terriblemente lleno, tan desagradablemente feliz, tu capacidad para hacer que lo vea todo con un poquito más de luz; las diez de la noche y el reflejo de tu pensamiento iluminando todo el cielo. Y odio eso porque nunca te has dignado a regalarme algo de TU luz, en lugar de la que produce tu recuerdo... Hoy estás más radiante que nunca, puedo verlo desde aquí, aunque no estés conmigo, puedo sentirte más cerca que nunca, sobre todo después de esta tarde. Te quiero. Las luces de Granada le dan un brillo especial a la realidad; tu sonrisa me ilumina el c orazón y la fuente arroja una tenue luz sobre nuestro parque, aquél donde, casi sin querer, caminamos de la mano por primera vez. Un paseo inocente, agradable, y entre dos amigos. Pero ambos sabíamos que eramos mucho má

Vanilla Sky...

“Que me abraces cuando menos me lo espere...” y parar el tiempo otra vez, juntos como al principio, soñando por los tejados de Granada; que compartas esta vista conmigo, un atardecer con música, sentado sobre las tejas de la ciudad, el cielo naranja y el mundo en silencio, esperando para escucharnos decir cualquier cosa... pero sabemos que no lo necesitamos, ¿qué más se puede decir?, ¿qué más se puede pedir cuando lo tienes todo, cuando sientes que hasta podrías alimentarte a base de miradas..? En ese momento nadie espera nada, porque no se puede tener nada más. Tú, yo, los pájaros rodeándonos en el cielo, deseando poder alcanzar la mitad de altura que alcanzamos nosotros cuando estamos juntos, cuando nos sentimos aunque sea a cien mil kilómetros, en cada segundo desde que me dijiste “te quiero”. Y volver con las mariposas en el estómago, la sonrisa estúpida y las miradas al infinito que solo esperan cruzarse contigo, con un reflejo de ti en el cielo, en un rayo de sol; volver con tod

"Problemas y Soluciones..."

"Desde muy pequeños nos enseñan a sumar repartiendo caramelos y poco después aprendemos a hacer raíces cuadradas que jamás emplearemos. Memorizamos el Teorema de Tales para conseguir hacer triángulos iguales e incluso sabemos a pie juntillas qué dijo Pitágoras sobre su famosa hipotenusa y sus dos catetos. Memorizamos hasta el último nivel del esquema de los seres vivos y rocas para saber a qué grupo pertenece un caracol o el mármol y más de uno no olvidamos la lista de reyes godos o los barcos con los que dicen que Colón llegó a América. Si nos dicen que un Seat sale del pueblo A después de comer para llegar al B y que del B sale un Renault más lentito, podemos decir en qué punto del camino se encuentran con dos formulitas de nada. A veces recordamos a Freud , padre del psicoanálisis e intentamos aplicarlo a la interpretación de nuestros propios sueños desde que leímos sobre él y más a medida que pasan los años buscamos más explicaciones para ir conociéndonos un poco más.

Fus Fus...

¿Acaso tú no sientes la necesidad de levantarte y salir corriendo? ¿No quieres tirarlo todo y empezar de cero? -No… creo que aún puedo un poco más con esto. -¿POR QUÉ NO? ¿Acaso no estás viviendo lo mismo que yo? ¿No ves que esto no sirve para nada? Yo no quiero más de esta vida. Quiero salir de mi casa con nada más que mi ropa. Un par de euros en una mano y las llaves en la otra. -¿Para qué llevas las llaves? - Para dárselas al primer desgraciado que crea que su vida va a mejorar por tener un techo… Quiero irme lejos, dejarlo todo aquí. No quiero empezar de nuevo. Quiero no empezar. No quiero conocer a nadie, quiero vivir solo, en paz, con lo justo… No me importa dónde, pero no quiero volver a ver una cara conocida. Nunca. Prefiero que me miren con desprecio, que piensen que soy un despojo. Lo que ellos no saben es que entonces mi vida sería mucho mejor que la suya, con sus absurdos problemas y preocupaciones, con su estrés. No quiero perder la posibilidad de perder horas viendo

Como cometas en el cielo...

Está pasando por encima. Justo sobre mi cabeza. A veces me gusta mirarlos, me tumbo en el suelo y casi puedo oírlos. Me gusta mirar los aviones que vuelan a kilómetros de altura. Me gustaría saber de dónde viene y adónde van. Los observo detenidamente, intento imaginarme lo que pasa en su interior. Porque ir en un avión es como poner en pausa tu vida, conectar el buzón de voz y dejar que el mundo diga lo que quiera. Durante todo el trayecto, dejas de pertenecer a la sociedad. Cualquier incidente, cualquier desgracia, son ajenos a ti. Puedes tumbarte y respirar, porque ese momento no es momento de pensar en problemas… ¿para qué, si no puedes solucionarlos desde ahí arriba? Mirar el mundo desde arriba y reírte de sus intentos por hacerte daño. El problema es que hay que bajar. Hay que volver a darle al play. Y todo lo que ha pasado llega a ti como un huracán. Es el mismo problema de siempre. Ojalá hubiera un botón así en nuestra vida. Una manera de parar el mundo y dejar a un lado las

Fea..!

“-¿Acaso a ti te hace feliz que te diga feo y me meta contigo? - Tal vez. Pero de lo que estoy seguro es de que si no lo hicieras, jamás podría ser feliz.” Porque realmente no importa qué ni dónde. Porque realmente no importa si el mundo se está derrumbando, no importa que no quede un lugar donde vivir. No importa que haya guerras, maldad, y ni siquiera importa que no las haya. Por que si estás resguardado en sus ojos, nunca te pasará nada. Si lo único que puedes oír en medio de una batalla son los latidos de su corazón; entonces, y solo entonces, no tienes que preocuparte de nada. Ella está contigo. Y en ese momento no hay nada más. Hasta el tiempo se toma el lujo de dejar de ser tiempo y de avanzar. Solo una mirada, o una palabra cualquiera, lo significan todo. Porque todo lo que tú quieres ver y oír, es ella. :)

Recuérdame, una noche más...

Cada noche el mismo sueño, cada mañana el mismo recuerdo, ese sabor amargo en los labios de despertarse y ver que ella ha desaparecido. Cada noche lo mismo, a la misma hora, Víctor se despierta justo antes de besar a aquella preciosa muchacha. Lleva meses viéndola sin parar, y cada vez que ella empuja la puerta de cristal, él, sentado siempre en la misma silla, siente cómo su corazón se da la vuelta y sus piernas empiezan a temblar. Mira la hora. No falla, las 17:46. Siempre es la misma hora. Esa amplia melena, eternamente suelta en forma de una cascada oscura, contrasta con lo que para Víctor es el cielo, sus ojos azules. Sus miradas se cruzan, siempre lo hacen, ella pide su “cafè latte”, como cada tarde, y se aproxima a la mesa libre a unos metros de él, que siente cómo sus latidos se aceleran. Es su oportunidad, va a pasar justo por delante. Cada segundo está más cerca, ya puede oler su perfume de vainilla. Se levanta, ella avanza distraída, él, seguro de que ella también ha sentid

Qué nos vas a traer, 2011..?

DONG. -La primera va por… -No, espera, son los cuartos… […] -Ahora sí. DONG. -La primera, por supuesto, va por ti, por todo el año que hemos pasado entre miradas y suspiros, por todo lo que no hemos hecho y por las escasas palabras que hemos compartido. DONG. La segunda, para vosotros dos, por los momentos que sí hemos pasado, los que nos quedan por pasar y por Ditto. DONG. Tres, por todos los demás pedacitos que vienen y van, unas veces todo y de pronto desaparecen, por aquellas amistades intermitentes y las que no lo son tanto. DONG. Cuarta, por los momentos buenos que vienen conmigo desde el primer día subido en un barco hasta el último, subido a la luna contigo, y pasando por todo, todo, todo, y hasta lo más insignificante que haya pasado por aquí. DONG. Por Granadilla y todo lo que ello conlleva, por una de las pocas cosas gratis que se nos ofrecen; por todos los que pasasteis por allí y especialmente por los que pasasteis conmigo. DONG. En medio, como los miércoles. Por tod