The Secret Word

Porque te quiero. Porque no hay nada más que necesite ver por la mañana para que mi vida gane un poquito de color. Porque no hay nada mejor que ver tu media sonrisa cuando duermes mientras te abrazo, sin dejar de respirar tu aire ni un solo momento. Y cerrar los ojos sabiendo que vas a estar por la mañana. Por fin darnos la mano y levantarnos. Levantarme contigo y dejar que las nubes se vayan entre nuestros dedos. Respirar el azul del cielo, por fin ver el color de la felicidad contigo. Sentir cómo de tus ojos salen 500 mil mariposas directas a mi estómago cada vez que me miras... Que cada vez que me sonríes no necesito nada más, cada vez que tus piernas vienen hacia mí el mundo se para a mirarte, a disfrutar un segundo de una visión tan hermosa. Que nunca me quiten el poder de imaginarte aunque tú no estés, que si no puedo ni soñar contigo aquí no me queda nada más que tu imagen en la lejanía...

Play: http://www.youtube.com/watch?v=fEOJQawykD0&feature=kp Que algo se mueva rápido y lo demás muy lento. Que tus ojos me sigan dando cien momentos en los que se paren mis latidos. Ven conmigo, quiero que veamos juntos este baile que se traen las flores. Sentado en el borde de una presa con los pies al vacío, oyendo el agua golpear contra las rocas como tu imagen golpea contra mi pecho. Infinito verde frente a nosotros y mis ojos perdidos en tu pelo, que se mueve despacio. Y congelarnos aquí una eternidad sin dejar de mirarnos, enraizar nuestros sentimientos con todas las "eses" que quieras ponerles. Y saber por qué desde que empecé a abrazarte al borde de esta nada el agua se congeló. Por qué las flores se pararon para mirarnos si mi corazón no ha parado de latir por ti ni un segundo. Saber por qué cuando respiro lejos de ti mi cuerpo se hace pequeño, mi vida se niega a seguir avanzando y entonces me paro yo, esperando a que vuelvas, mientras todo se mueve infini

Hoy las nubes las tengo todas en la cabeza. El cielo azul y las calles alegres. Cruces en cada esquina por la ciudad, y tus ojos escondidos que no quieren mirarme. Salgo a buscarte, no vaya a ser que estés oculta por ahí fuera y yo, ignorante de tus movimientos, me pierda en tu perfume sin siquiera moverme de esta cueva. Perfume que se ha incrustado en mi cerebro y dice que no se va hasta que no vuelvas tú, que te echa de menos pero no va a dejar que me olvide de ti así como así. Que hemos vuelto a octubre, pero ahora ya no hay nada más. Ya no hay nadie más. Ahora no hay navidades vacías, pero tú sigues aquí, y no hay nada que te tape, nada que te oculte, ningún mal sentimiento que me haga querer apartarme de ti. Ahora sólo estás tú, un cartel de 3x3 con tu imagen que no se aparta de mí mire adonde mire. Nos vamos. Espero que vuelvas, espero que estés.

Se me cae el corazón a cachitos si no estás tú. Te has ido muy lejos y dices que no quieres volver. Y aquí estoy yo, sentado bajo las estrellas, buscando en el firmamento la silueta de tu rostro, buscándola a mi lado, esperando que sentada a mi derecha estés tú dándome tu calor. Y que lo que comprobemos sea si hay en el cielo arcoiris formados por estos puntitos luminosos que brillan casi como tus ojos cuando me miras, estructuras en blanco y negro a lo largo de todo el universo. Pero aquí no hay nadie, hoy he venido yo solo a sentarme junto a la luna, los pies colgando al vacío y Granada esperando que caiga sobre ella. Bajar contigo y que demos un paseo sobre el río, que me pongas a caminar sobre las aguas como sólo tú sabes hacer. Agarrándome por si se me ocurre escaparme. Que me digas que me quieres. Que me digas que me quieres. Porque te quiero más que a nadie, y en mi vida hace mucho frío si no estás tú.