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Love Purgatory

Enhorabuena a los que tenéis la suerte de encontrar a LA persona en EL momento, para los demás... aquí dejo una traducción del enlace de debajo: http://elitedaily.com/dating/love-purgatory/1044856 Las rupturas siempre son difíciles porque tienes que llorar la pérdida de alguien a quien quisiste. Pero el tiempo lo cura todo y, en algún momento, conocerás a alguien más. Al final, ese antiguo amor se convertirá en un recuerdo lejano. Pero este tipo de rupturas son diferentes. Estas separaciones ocurren con alguien a quien, hagas lo que hagas, no vas a olvidar. Y verás que no pasa un día sin que esta persona pase por tu cabeza haciendo todo el ruido que puede, provocándote esa presión en el corazón. Y así, te sigues diciendo que todo está bien, que puedes seguir avanzando. Tanto es así que siempre estás a punto de conseguirlo. Casi, hasta que ves esa foto, oyes aquella canción, recuerdas aquél momento o te despiertas pensando en ella (o él). Vuelves a estar en el principio.

Palabras que apagaron el incendio

Hoy queman las sillas. Me quema el saber que no hago más que reprimir sentimientos. Las brasas, o las ascuas, de lo que fue y ya no es, nuestra madera que ya se ha consumido. El reloj me grita que cada vez me queda menos tiempo para recuperarte mientras yo me tapo los oídos y tarareo aquella canción, diciéndole que tengo todo el tiempo del mundo, que mientras respiremos del mismo aire puedo aprovechar un suspiro desprevenido para acercarme a ti cuando menos te lo esperes. Sin prisa, sobre los restos de nuestros momentos más oscuros que son ya poco más que cenizas esparcidas por todo lo que hay entre nosotros. El suspiro desprevenido, imperceptible, que crea un torbellino de emociones que lo levanta y desordena todo, mezclando cenizas con paseos, gritos con gemidos, y ya no sabes dónde está cada parte, qué era lo que había que apagar. O si lo que hay que hacer es iluminarlo todo y saltar.

Pequeño Vals...

El destello de perfección de tu persona. El baile de tu vida. Un vals. El resquicio de mirarte al trasluz, de llenarme de tu interior con tus lejanas palabras. Este vals. La sensación de despertar. El cosquilleo en la columna al verte, al conectar con tu alma. Nuestro vals. Las ganas de cogerte. La vida que te debo, el cielo que te ganas. El tímido amanecer de tu sonrisa. Nuestro pasado. Ser el despertador de tus sueños, ser la chispa de tu magia, ser tú. Ser tú, contigo. Y el futuro.

The Graveyard Near The House

Que si moriremos algún día, me preguntas. Que si nuestro amor permanecerá por encima de nuestros cuerpos y nuestras almas divagarán juntas por la eternidad. Que si te abrazaré con la misma fuerza cuando las arrugas toquen tu sonrisa. ¿Qué puedo contestarte que no sea una mentira predecible? Que moriremos, que la vida se desvanece y el amor también. Que caminaremos juntos por la eternidad de tus recuerdos y nuestro futuro. Que la única forma de ver tu alma es a través de tus ojos marrones, que no quiero dejar de mirarla, que me da igual el paisaje de alrededor si tengo tu cuerpo cerca. Que hasta que las fuerzas me abandonen estaré ahí para sostenerte con todas las que tenga. Porque es mejor amar. Ganes, o pierdas, o mueras. Es mejor amar y lo haré hasta que nuestros caminos toquen a su punto final.

Frío

Granada ya ha empezado a congelarse sin ti. Y ahora, ¿con qué me quedo yo? ¿Qué me queda? Si las estrellas te las has llevado tú en tus ojos; si el sol ya ha amenazado con permanecer para siempre en tu sonrisa... Te escribo sobre la nieve un par de solitarias palabras. Las dos malditas palabras. Las que nunca te dije. Que te quiero, te quiero desde el primer día. Desde aquél encontronazo. Desde antes. Desde que descubrí lo que faltaba en mí y empecé a buscarte ya sabía que eras tú. Que lo serías. Y nada más esperanzador que mi maldita certeza. Y ahora nada más que soledad. Suspiros a la eternidad por no haber sabido decírtelo, por no haber querido. Por elegir refugiarme como un cobarde en la mediocre comodidad, en la insípida emoción de mirarte desde lejos. Por elegir no decirte que construiría un mirador alrededor de tus caderas, que desearía vivir solo para verte despertar cada mañana. A la mierda el resto de mis días si a cambio tengo tus amaneceres. Y así, hasta que vuelvas

Mirada eterna

Sentado aquí no soy capaz de más que buscar incansable tus ojos azules. ¿Dónde has ido? Las montañas, majestuosas, me tapan con su nieve todo el calor que tú me dabas y yo, desde aquí arriba, miro al otro lado por si te has escondido allí. ¿Por qué te has ido? Nos acabamos de conocer, aquí sentados en la plaza de nuestra vida, la misma de aquel primer día en el que apareciste iluminando como el sol, ahuyentando a todos mis fantasmas, dándole color a todas las sombras de mi cabeza. Conocerte, enamorarme de ti cada mañana al ver tu sonrisa, aprenderme tus curvas cada vez que te vuelva a tocar. Aquí estamos, juntos otra vez. Tus ojos ahora grises reflejan los años que nos hemos mirado, aunque ahora no estés, y yo siga mirando las nubes reflejadas en este río que se lleva mis recuerdos como cada tarde, para que cada mañana vuelva a buscarte otra vez. A buscar tu mirada azul, tus ojos grises que ya no están.