No sé qué es lo que quiero decirte. No me apetece ser poético ni referenciar al cantante de turno que sabe exactamente como me siento. Porque este sentimiento no es solo amor. No es un grito desesperado de auxilio ante el abismo, ante la certeza de que si no es contigo, con quién puedo contar. Porque me quedan muchos dedos con los que contar (aunque yo quiera contarte(lo) a ti), y hace mucho que dejé de sentir que la vida sería un sendero gris si no lo caminamos juntos. Últimamente la vida es un regalo constante. Un paseo alrededor de Amed y de los campos de arroz de Hoi An. Es romperse la garganta en un concierto, una lágrima de alegría que cae y, a la vez, una mirada de reojo para ver que sigues ahí, a lo lejos, nuestros oídos vibrando con los mismos acordes. Es un paseo por la playa. Sentarse a leer en un paseo marítimo desierto. Coger otra mano y fundirse en abrazos infinitos. Es hablar de hogar en plural. Es querer hablarte de todos los hogares y de la felicidad que se respira en
Hoy me pesa un poquito el pecho. Y por más que grito el 'out of my head, out of my mind' que me enseñaste, me sigo ahogando en tus ojos azules, en tu sonrisa inocente, en tu ausencia que no se va. Y es que, al final, lo más presente es justo tu ausencia. Cierro los ojos para verte y los abro para perderte. Me abrazo a tu recuerdo y, como Robe, veo tu pelo en la cerveza, en el sol y en el señor rubio que pasa por delante mientras yo sigo aquí sentado. Me quiero ir de aquí, alejarme de un lugar en el que sé que puedo encontrarte al girar cada esquina, tras cada grano de arena que ahora es más gris que nunca. Salir corriendo y no volver a oler jamás la música que desprendes. Pero cómo se abandona el lugar en el que te sientes más lleno? Si noto que pierdo un trozo de mí cada vez que intento huir. Así que espera. Vuelve a girarte y mírame, que dicen que, si te quedas lo suficientemente en silencio, se puede escuchar el mar en tus ojos.
El destello de perfección de tu persona. El baile de tu vida. Un vals. El resquicio de mirarte al trasluz, de llenarme de tu interior con tus lejanas palabras. Este vals. La sensación de despertar. El cosquilleo en la columna al verte, al conectar con tu alma. Nuestro vals. Las ganas de cogerte. La vida que te debo, el cielo que te ganas. El tímido amanecer de tu sonrisa. Nuestro pasado. Ser el despertador de tus sueños, ser la chispa de tu magia, ser tú. Ser tú, contigo. Y el futuro.
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