Granadilla :)
-Hola, me llamo David, que vengo solo y tengo que ir conociendo a gente.
Así empezaba la mejor aventura de mi vida, y estaba equivocado, no estaba solo. Más de 70 personas entrábamos a la vez en las murallas de Granadilla. Todos solos, y todos acompañados como nunca en nuestra vida.
Un pueblo en ruinas, en medio de la nada, y veníamos a trabajar…
Lo que no sabíamos es que este pueblo no está abandonado ni mucho menos. Aquí vive un trozo de cada una de las 2000 personas que cada año llegan juntos a este maravilloso lugar, así como vivirá, cuando lo dejemos, una parte de nosotros.
Un lugar lleno de esa magia, escondida tras cada esquina, que hemos aprendido a ver a lo largo de estos 12 días.
Cada uno la ve a su manera, y todos somos a la vez parte importante de ella
Llegamos por fin, el autobús para.
Parece un lugar en el que el tiempo no pasa, o al menos, lo hace de una forma distinta.
Recuerdo la primera noche, 75 desconocidos tratando de dormir juntos. 75 personas con un corazón enorme, deseando hablar con todo el mundo.
Pero eso no es nada; a la mañana siguiente toca trabajar, y crees que es la parte más fea del viaje. Te equivocas de nuevo. Diez compañeros asignados, no conoces a nadie, y ellos tampoco. Son tus nuevos compañeros de trabajo; y son mucho más que eso. Son diez hombros sobre los que descansar, son diez almas abiertas a escucharlo todo, y sobre todo, son diez chicos que van a aprender a divertirse mientras limpian una piscina, mientras hacen pan, o mientras recogen las mierdas de las ovejas. Porque aquí en nuestro pueblo no hay tiempo para enfados o cabezas bajas. Cada minuto se vive al máximo, cada tic-tac del reloj es único y cada suspiro se pierde pensando en nuestra próxima acción.
Los días van pasando y seguimos descubriendo que las 24 horas de una jornada nunca son iguales a las 24 de la siguiente.
Siempre espera una nueva aventura, una nueva alegría, o un nuevo contratiempo, que superamos con la cabeza siempre alta.
Así que ahora me dirijo a vosotros. Mis 74 compañeros de viaje.
Han pasado ya doce días, y queda lejos el primer vistazo del pueblo, las primeras sonrisas, las primeras presentaciones del bus…
Solo doce días, en los que habéis pasado de no ser nada a serlo todo, absolutamente todo.
Ahora voy a necesitar hacer un hueco enorme en mi corazón, una pequeña limpieza en él, para dejar espacio a cada sonrisa, a cada mirada sincera, cada palabra y cada gesto de todos vosotros.
Me habéis enseñado a pensar, a divertirme, y a reír como nunca.
Me habéis dado las ganas de despertarme cada mañana y de seguir despierto toda la noche. Vosotros; Dani, con su don para saber siempre lo que hay que decir; Nacho, con el corazón más sincero que conozco, siempre dispuesto a escuchar y ayudar; Sergio, con sus palabras siempre escogidas con cuidado… estaréis siempre donde esté yo; junto con todos los demás.
Es el momento de mirar al infinito y recordar todo lo que hemos pasado juntos.
Mirarnos las caras y darnos cuenta de que todos esos desconocidos que encontramos hace 12 días, se han metido en nosotros para desviar un poco (o completamente) la rutinaria línea que dibujábamos día a día, en línea recta hacia un objetivo concreto.
Un desvío en el camino, una parada a repostar, a adquirir una visión nueva del mundo, una oportunidad para compartir ideas y extraer conclusiones; para, incluso, descubrir quiénes queremos ser.
Mañana nos vamos, y nuestros caminos, que se han mantenido unidos durante estos días, se vuelven a separar, aunque espero que nada vuelva a lo que conocíamos como normalidad, sino que nos espere una gran cuesta abajo en la que solo haya que dejarse llevar y ser feliz.
Y dicho esto, igual que he hecho con ellos, quiero recordar a esas otras personas, que de una forma u otra, se han hecho con un huequecito más grande en mi pecho. Sobre todo a Marina, Marta, Carmen, Ana, Isa, Lucía, María… y todas las demás que no nombro porque no quiero extenderme más.
Así que nada más, desearos a todos lo mejor siempre, y que nos volvamos a ver muy pronto; que lo que estas dos semanas han sido metros de distancia, mañana serán kilómetros, cientos, y no habrá saludos de por la mañana, ni nos despertaremos sin saber dónde… pero siempre nos quedará el recuerdo de haber vivido algo como lo que hemos conseguido.
¡Muchas gracias a todos!
http://www.youtube.com/watch?v=myE61C2uLFA
Así empezaba la mejor aventura de mi vida, y estaba equivocado, no estaba solo. Más de 70 personas entrábamos a la vez en las murallas de Granadilla. Todos solos, y todos acompañados como nunca en nuestra vida.
Un pueblo en ruinas, en medio de la nada, y veníamos a trabajar…
Lo que no sabíamos es que este pueblo no está abandonado ni mucho menos. Aquí vive un trozo de cada una de las 2000 personas que cada año llegan juntos a este maravilloso lugar, así como vivirá, cuando lo dejemos, una parte de nosotros.
Un lugar lleno de esa magia, escondida tras cada esquina, que hemos aprendido a ver a lo largo de estos 12 días.
Cada uno la ve a su manera, y todos somos a la vez parte importante de ella
Llegamos por fin, el autobús para.
Parece un lugar en el que el tiempo no pasa, o al menos, lo hace de una forma distinta.
Recuerdo la primera noche, 75 desconocidos tratando de dormir juntos. 75 personas con un corazón enorme, deseando hablar con todo el mundo.
Pero eso no es nada; a la mañana siguiente toca trabajar, y crees que es la parte más fea del viaje. Te equivocas de nuevo. Diez compañeros asignados, no conoces a nadie, y ellos tampoco. Son tus nuevos compañeros de trabajo; y son mucho más que eso. Son diez hombros sobre los que descansar, son diez almas abiertas a escucharlo todo, y sobre todo, son diez chicos que van a aprender a divertirse mientras limpian una piscina, mientras hacen pan, o mientras recogen las mierdas de las ovejas. Porque aquí en nuestro pueblo no hay tiempo para enfados o cabezas bajas. Cada minuto se vive al máximo, cada tic-tac del reloj es único y cada suspiro se pierde pensando en nuestra próxima acción.
Los días van pasando y seguimos descubriendo que las 24 horas de una jornada nunca son iguales a las 24 de la siguiente.
Siempre espera una nueva aventura, una nueva alegría, o un nuevo contratiempo, que superamos con la cabeza siempre alta.
Así que ahora me dirijo a vosotros. Mis 74 compañeros de viaje.
Han pasado ya doce días, y queda lejos el primer vistazo del pueblo, las primeras sonrisas, las primeras presentaciones del bus…
Solo doce días, en los que habéis pasado de no ser nada a serlo todo, absolutamente todo.
Ahora voy a necesitar hacer un hueco enorme en mi corazón, una pequeña limpieza en él, para dejar espacio a cada sonrisa, a cada mirada sincera, cada palabra y cada gesto de todos vosotros.
Me habéis enseñado a pensar, a divertirme, y a reír como nunca.
Me habéis dado las ganas de despertarme cada mañana y de seguir despierto toda la noche. Vosotros; Dani, con su don para saber siempre lo que hay que decir; Nacho, con el corazón más sincero que conozco, siempre dispuesto a escuchar y ayudar; Sergio, con sus palabras siempre escogidas con cuidado… estaréis siempre donde esté yo; junto con todos los demás.
Es el momento de mirar al infinito y recordar todo lo que hemos pasado juntos.
Mirarnos las caras y darnos cuenta de que todos esos desconocidos que encontramos hace 12 días, se han metido en nosotros para desviar un poco (o completamente) la rutinaria línea que dibujábamos día a día, en línea recta hacia un objetivo concreto.
Un desvío en el camino, una parada a repostar, a adquirir una visión nueva del mundo, una oportunidad para compartir ideas y extraer conclusiones; para, incluso, descubrir quiénes queremos ser.
Mañana nos vamos, y nuestros caminos, que se han mantenido unidos durante estos días, se vuelven a separar, aunque espero que nada vuelva a lo que conocíamos como normalidad, sino que nos espere una gran cuesta abajo en la que solo haya que dejarse llevar y ser feliz.
Y dicho esto, igual que he hecho con ellos, quiero recordar a esas otras personas, que de una forma u otra, se han hecho con un huequecito más grande en mi pecho. Sobre todo a Marina, Marta, Carmen, Ana, Isa, Lucía, María… y todas las demás que no nombro porque no quiero extenderme más.
Así que nada más, desearos a todos lo mejor siempre, y que nos volvamos a ver muy pronto; que lo que estas dos semanas han sido metros de distancia, mañana serán kilómetros, cientos, y no habrá saludos de por la mañana, ni nos despertaremos sin saber dónde… pero siempre nos quedará el recuerdo de haber vivido algo como lo que hemos conseguido.
¡Muchas gracias a todos!
http://www.youtube.com/watch?v=myE61C2uLFA
¿Quién sabe?
ResponderEliminarQuizás Granadilla sólo sea el comienzo...